En estas imágenes, Guille Rodríguez da cuenta de una estrecha relación con el agua del mar, del río de la madrevieja y el corazón del mundo. Al mirar sus obras el espectador estará frente a una imagen clara de cómo dialoga con su entorno y de cómo todo el tiempo se compone con su lente. Sus fotografías son fragmentos de su acelerada vida de producción, desde l a primera bocanada de aire al correr una mañana, hasta muy avanzada la noche con un relámpago que golpea el morro, y un bostezo de desgaste por todo lo vivido.